CINE//LiberArte: Hierro 3 (Bin-jip)

La acción tiene lugar en una ciudad surcoreana en un tiempo equivalente al de la filmación (2004). Narra la historia de Tae-suk (Hee Jae), vagabundo, que más por afición que por necesidad ocupa viviendas deshabitadas temporalmente. No roba, no rompe objetos, arregla útiles averiados (báscula, tocadiscos) y hace la colada de las prendas usadas que encuentra. Su vida cambia cuando en una de sus cuitas encuentra a Sun-hwa (Seoyung-yeon Lee), antigua modelo, que vive sometida por un marido maltratador.

La película, de fuerte carga simbólica, habla de la soldedad personal que afecta a personas útiles, con habilidades productivas, pero alejadas de la normalidad social a causa del rechazo de las relaciones complejas, competitivas y deshumanizadas que imperan. Habla, además, de la violencia física y psicológica que habita en el corazón gélido de personas cultas y de funcionarios corruptos. Se refiere de modo explícito y reprobatorio a la violencia doméstica, de la que es víctima la mujer (golpeada, recluída en la casa) y los hijos (juguetes bélicos). Habla, también, del amor, de su capacidad de transformación y elevación de la persona y de su fuerza integradora. Son escenas destacadas del film los contraplanos que ocultan a la vigilante Sun-hwa en la casa (de inspiración hitchcockiana), las acrobacias de ocultación que Tae-suk practica en la celda, el abrazo de los enamorados sobre la báscula, la cuidadosa mortaja. Hierro 3, nombre del palo de golf menos usado, es el símbolo de los deseos de los protagonistas de invisibilidad, ocultación y disimulo en un mundo hostil y transgresor, atento sólo a la visibilidad y la fluorescencia de hechos y personas.

La música, de Slvian, se apoya en una partitura bien construída, rica en sutilezas y de gran belleza, sabiamente dosificada. La fotografía es el recurso expresivo principal de la obra. Usa una paleta de colores matizados, luces predominatemente doradas en las escenas íntimas y manchas intensamente negras en los interrogatorios. Destacan las expresiones de los rostros, la importancia de la imagen fotográfica como decoración y el uso que de ella hacen los protagonistas. El guión se caracteriza por la brevedad de los diálogos y la extensión de los silencios compartidos de unos personajes que se comunican con la mirada, el gesto y la acción. La obra está hecha para ser contemplada, observada y saboreada, con ánimo sosegado y abierto a la reflexión. La interpretación es sobresaliente. La dirección construye un relato sorprendente, original y estimulante.

Estrenada el 15-X-2004, es posterior a "Samaritan Girl" y superior a ella. Propuesta interesante, cautivadora y movilizadora de la emoción y del pensamiento.